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LOS CHILENOS QUE CONVIERTEN EL PLÁSTICO EN ECO-COMBUSTIBLE
Que el plástico deje de ser plástico. Esa es la solución que propone un emprendimiento de base científico-tecnológica nacional y parte del portafolio de Know Hub Chile que, a través de un equipo portátil con huella hídrica nula, convierte residuos plásticos en un líquido orgánico de múltiples aplicaciones.
Uno de los elementos distintivos de la vida moderna es el plástico. Desde los envases de alimentos hasta trajes espaciales, es un material versátil y económico que se utiliza en una inmensa variedad de productos.
Desde la década de 1950 la producción de plástico industrial ha crecido rápidamente. A la fecha sobre los 300 millones de toneladas anuales se producen en todo el mundo y de ellos cerca de ocho millones terminan en el océano.
Gracias a su composición química, se ha convertido en un material muy útil y duradero (puede tardar muchas décadas hasta un siglo o más en descomponerse) haciendo casi imposible su eliminación. Todas características que lo han vuelto una grave amenaza a los ecosistemas en todo el mundo.
En Chile es un problema urgente. Se consumen aproximadamente 990.000 toneladas de plástico al año, de las cuales se reciclan 83.679 toneladas (8,5%).
Lidiar con la contaminación plástica exige creatividad y tecnologías de reciclaje que ayuden en la gestión de desechos.
¿Y si el plástico fuera materia prima? Eso es lo que hace una tecnología creada por chilenos que cambia la problemática del plástico y lo transforma en solución. Es Elementum, un dispositivo modular portátil y escalable, de fácil uso que, a través de un proceso termoquímico altamente eficiente (hasta 75%), revaloriza y transforma residuos plásticos en solventes orgánicos de múltiples aplicaciones, como lubricantes, solventes de pintura o aditivos combustibles.
Combustible ecológico
Elementum convierte el plástico en eco-combustibles ecológicos. Nació como idea en el año 2015, de dos estudiantes de doctorado de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Ariel Crespo y José Duguet, quienes buscaban crear un diseño experimental propio, capaz de procesar residuos plásticos de una forma más eficiente y eficaz en comparación a los métodos existentes. Equipo al que se sumó este último año Moisés Godoy, emprendedor.
Ariel Crespo, director ejecutivo de Elementum, estudiante y parte del Departamento de Ingeniería Química, Biotecnología y Materiales (DIQBM) de la Universidad de Chile, cuenta que el proyecto partió con la búsqueda de tratar el plástico de una manera distinta al reciclaje convencional. “Más del 90% del plástico producido no se recicla por temas logísticos, contaminación de estos con impurezas, agotamiento de su reciclaje convencional y de costos debido a las largas distancias entre los puntos de acopio y plantas recicladoras, además de problemas de limpieza y segregación de estos para su reciclaje” indica.
El objetivo de la tecnología es reducir hasta en un 80% los elevados costos logísticos del reciclaje tradicional de plásticos, especialmente para las instituciones que deben cumplir con la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje, REP.
¿Qué tecnología utiliza? Crespo comenta que desarrollaron un proceso termoquímico propio, “este proceso cuenta con una serie de ventajas, no realiza combustión, por lo que no genera CO2, y no necesita de agua, esto porque los plásticos no requieren ser lavados, es decir, su huella hídrica es cero”.
Esta tecnología transforma una gran variedad de plásticos en un líquido orgánico, que puede usarse como solvente de pinturas, lubricante o anticorrosivo para el mantenimiento mecánico o como aditivo combustible o combustible en calefacción hogar o uso industrial. “El producto final dependerá de lo que sea más favorable para el cliente y su industria”, sostiene.
Además de ser portátil y escalable, Elementum emplea plásticos separados o mezclados. Y esa no es su única ventaja, explica Crespo: “la tecnología no requiere que los plásticos estén limpios evitándose, el uso de 5,3 litros de agua para reciclar un kilo de plástico aproximadamente (huella hídrica 0)”.
De la innovación al emprendimiento
El camino para lograr esa solución tecnológica fue complejo. Crespo reconoce que lo más difícil fue ser un startup de base científico-tecnológica, con un enfoque en un proceso físico-químico y no en lo digital, “que es de donde se han desarrollado la mayoría de los startups en Chile y en el mundo”.
“Afortunadamente, a partir del programa Know Hub Ignition, Elementum ha podido pasar de ser una innovación de base científica tecnológica a un emprendimiento de base científico tecnológico: alcanzamos nuestras primeras ventas y estamos optimizando tanto el proceso inicial, como nuestro modelo de negocio”, reconoce Crespo sobre el programa que desarrolla Know Hub Chile que apoya la formación y maduración de emprendimientos de base tecnológica para promover la innovación en el país mediante la transferencia de resultados de investigación para el beneficio de la sociedad, y del cual fueron uno de los equipos ganadores en 2020.
“Estamos pasando de una mentalidad con enfoque académico, a una científica-empresarial, donde no basta tener una buena idea, sino que ésta también genere ingresos. A la vez, estos generan optimizaciones constantes en el equipo de personas, como también en nuestra tecnología, lo que nos permite soñar en generar ingresos de la mano de la innovación constante, siendo un puente entre la academia y el negocio-científico”, destaca Crespo.
Actualmente con esa tecnología están realizando pilotajes y ajustándose a necesidades y tipos de plásticos que tengan sus clientes. Es el caso de Química Maguey, una empresa de producción de artículos de limpieza, que el plástico que más emplea es el polietileno de alta densidad, “entonces estamos ajustando el proceso para generar en su reciclaje, como subproducto, un líquido que servirá para la producción de aceites de mantenimiento mecánico, tipo WD-40”, dice.
Además, Crespo señala que ante la alta demanda de plástico y los grandes volúmenes que se descartan a diario, se dieron cuenta que uno o varios equipos portátiles no podrán cumplir con la meta que se propusieron de incrementar la reciclabilidad y/o aprovechamiento de los plásticos, para que estos no terminen en vertederos y océanos, por ello diseñaron nuevos equipos escalados “cuya capacidad de procesamiento estaría entre los 50 a 200 kg/día de plásticos”, asegura.
