Columna de Opinión Know Hub Chile: Incertidumbre y avance hacia una economía y sociedad basada en el conocimiento

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COLUMNA DE OPINIÓN KNOW HUB CHILE: INCERTIDUMBRE Y AVANCE HACIA UNA ECONOMÍA Y SOCIEDAD BASADA EN EL CONOCIMIENTO

El martes 24 de enero, se conmemora una efeméride nacional triste. Un evento que gracias al paso del tiempo se ha convertido en una estadística, pero que literalmente desplomó a gran parte del país. Ese día se cumplen 84 años desde el terremoto de Chillán de 1939, que se ganó un lugar en el disputado podio de movimientos telúricos en nuestro país por tener el mayor número de víctimas fatales: veinticuatro mil personas.

Fuente: Open Beauchef

Sin embargo, todos quienes que perdieron la vida aquel día, junto a la devastación física causada, no sólo quedaron como un lamentable e impactante recuerdo por décadas. Los efectos de ese terremoto generaron el suficiente capital político para que el presidente Pedro Aguirre Cerda pudiera por fin llevar a cabo la creación de la Corporación de Fomento y Producción (CORFO). Esa institución pública nacía no sólo orientada en ayudar a las personas damnificadas y fomentar la capacidad productiva nacional, además era un pilar inicial para un nuevo modelo de desarrollo económico, demostrando que las catástrofes, y la incertidumbre que generan, pueden y deben serfuente de renovación personal, profesional e institucional.

Han transcurrido más de ochenta años de ese evento que movilizó a todo el país. Una advertencia a la constante incertidumbre que la naturaleza nos entrega. Una vivencia que es palpable incluso al intentar hacer un repaso de los principales desafíos de este año para el ecosistema nacional de innovación, acto que puede convertirse rápidamente en un ejercicio de repetición de las brechas diagnosticadas hace un par de décadas, más un breve repaso de sus avances en los últimos tiempos. Esta columna no será una excepción a ello. Sin embargo, nos centraremos en un elemento en particular: la incertidumbre.

Solo por mencionar dos ejemplos, es la incertidumbre, conjugada como riesgo comercial y tecnológico, la responsable del bajo nivel de inversión privada en I+D+i. Y bajo la forma de desconfianza, la incertidumbre está presente en las siempre precarias relaciones entre las instituciones generadoras de conocimiento y la industria.

Una proyección general de los eventos esperados para este 2023 nos hace prever que precisamente este será el gran desafío para este año, conseguir que cada uno de los actores del ecosistema sea capaz de seguir haciendo lo que mejor hacen, cada uno desde su particular perspectiva, para avanzar en la consolidación y expansión de las relaciones de confianza, la inversión privada en I+D, el trabajo colaborativo y el apoyo al emprendimiento innovador.

La incertidumbre funciona como un freno. Es una advertencia de precaución ante lo desconocido, que detiene decisiones, inversiones y proyectos, tanto personales como institucionales. Todo a la espera a que se aquieten las aguas y podamos avizorar y anticipar resultados. Sin embargo, para quienes trabajamos de cerca con la innovación, y en particular con el emprendimiento, el riesgo y la incertidumbre no son elementos ajenos a un juego en donde las movidas repentinas de los demás actores y los cambios en el tablero ya son parte de la cotidianeidad.

A pesar de ello, este año se avizora particularmente inquieto. Cuando ya habíamos asimilado los efectos del estallido social y la pandemia, y todos sus coletazos políticos, económicos y sociales, en 2022 tuvimos que sumar la crisis de la guerra en Ucrania, que a su vez repercute en nuestro día a día, conjugando un caldo de cultivo perfecto para la inmovilidad y la hibernación a la espera de tiempos mejores, más calmos. Pero es precisamente esta inmovilidad la que debemos combatir, evitando el estancamiento y la dilatación en la toma de decisiones, que precisamente por estar en tiempos de crisis, se hacen más urgentes.

El mundo del emprendimiento y especialmente de las EBCT nos pueden servir de enseñanza. Para ellas, la inmovilidad no es una opción, y su capacidad de adaptación a la incertidumbre y resiliencia al cambio, debe servir de ejemplo para el resto de los actores del ecosistema. De la misma forma como el terremoto de 1939 y su triste récord sirvieron para la creación de uno de sus actores fundamentales, esperamos que este “telúrico” 2023 permita catalizar un avance significativo hacia la construcción de una economía y sociedad basada en el conocimiento.